jueves, 12 de diciembre de 2013

Deconstructing P. P.


Esta reflexión va dedicada a todos los trabajadores que en las pasadas elecciones votaron al PP y muy especialmente a los que habiéndolo votado y como consecuencia de la política que dicho partido está llevando a cabo, ahora están en el paro, tienen que pagar por los medicamentos, les han bajado la ayuda a la dependencia, tienen que cambiar de acera si se encuentran con un miembro del orden público con malas pulgas o un segurata frustrado, no pueden llevar a su hijo a la universidad, tienen pensado abortar , se disponen a salir al extranjero a buscar trabajo o bien están al tanto de que no se podrán jubilar nunca…..sólo cuando mueran. Y  además observan con cara de estupefacción como se abren tiendas de lujo y ejecutivos se van de las empresas cobrando unas cantidades que sólo aciertan a comparar con los años luz. Con todo mi cariño. Yo no les vote y los estoy sufriendo. Cosas de la democracia. Y llevo así………desde el 75, la friolera de 38 años. Siempre pensando que iba a ser ahora. Pero no.
Y tiene como objetivo, por un lado que en las próximas elecciones se lo piensen un poco más antes de cometer semejante ingenuidad  y que conozcan con quien se la están jugando.

Todo empezó mucho antes, casi desde el primer día de nuestro amanecer, cuando alguien jodió a alguien para estar más a gusto, pero comenzó a materializarse cuando su Excelencia ya no aguantó más los cuidados intensivos a los cuales se veía sometido y se murió. Salió Arias Navarro y nos lo contó. En ese momento, en España, generalizando, se formaron tres grupos: Los del champán, los indiferentes y los que se pusieron a pensar como coño se lo iban a montar a partir de ahora. Los del champán, de casa en casa, una juerga. Los indiferentes, de casa al trabajo y a esperar. Los pensadores de casa en casa, ¿Qué hacemos? ¿A la sombra de quien nos ponemos ahora?
Por suerte para ellos Franco ya lo había previsto, nunca supusimos que lo hubiera dejado tan atado, y eso que avisó. Nos dejo a Juan Carlos a modo de cebo, picamos y nos metieron en la Transposición. Declaramos la Democracia y se eligió a Adolfo Suarez para hacer el traslado. No había terminado de sentarse que ya tenía partido político y una legión de seguidores.
Parte de las huestes franquistas, activas y pasivas, corrieron a cobijarse bajo su sombra junto con toda una mezcolanza de liberales, democratacristianos y conservadores de variado pelaje. Sólo aguanto el tirón sin despeinarse y más pincho que nunca Manuel Fraga que creo Alianza Popular. Con él se fueron los deslumbrados por su recia personalidad y los franquistas de fe.
Quedaron por ahí residuos de derechas de cojones pero más que nada para mantener el nombre: Falange, Fuerza Nueva y otros. Quedando así definido el lado derecho del nuevo espectro, nunca mejor dicho, político de la nueva democracia española.
En el lado izquierdo todo era más sencillo: Nada tenían, de ningún sitio venían y no sólo no querían ocultarse si no que su ilusión era poder mostrarse sin que los enchironasen. Se formaron los consabidos partidos socialistas: El de toda la vida que venía de Pablo Iglesias, el PSOE con el glamuroso Felipe González al mando y el bienintencionado PSP de Don Enrique Tierno Galván que como no podía ser de otra manera fue deglutido con huesos y piel por el PSOE en cuanto hubo oportunidad. También estaba el PC, que no era el Partido del Coco si no que era el Partido Comunista ya devenido eurocomunista para poderse encuadrar en el nuevo juego político. A grandes rasgos, porque luego había una miríada de partidos radicales de izquierdas de toda tendencia imaginable, troskistas, maoístas, fidelistas, anarquistas y cualquier palabra que uno pueda imaginar con el “ista” detrás.  Estos pronto desaparecieron, aunque se puede decir que nunca estuvieron. No me olvido de los republicanos, que en esta movida vienen a ser la Nostalgia personificada.
Pero dejemos a los de izquierdas que quizás algún día vuelva a ellos y vayamos con lo que le pasó al lado diestro de nuestra cama política, que desde entonces hasta ahora nos la llevan haciendo y nosotros acostándonos tan tranquilos.
Con Juan Carlos de árbitro, Adolfo Suarez al mando y Manuel Fraga de meritorio recogedor de los incombustibles se podría decir que la derecha franquista respiró.  Habiendo tomado Fraga por su cuenta posesión de la derecha, a Suarez el centro se le vino encima. La farsa estaba montada.
El residuo montaraz y sanguinario la cagó el 23F. Cojonudo. Juan Carlos, héroe, y Adolfo Suarez su escudero.
Pero a todas luces la tortilla de Suarez, UCD, subsistía a duras penas con el chicle del poder. Había tal batiburrillo de liberales bienintencionados, democratacristianos evolucionados, franquistas de medio pelo y aficionados al empleo público y consejos de administración que aquello, tarde o temprano se tenía que irse a tomar por el culo. Adolfo se hartó y tiró la toalla. Leopoldo Calvo Sotelo,  forense y enterrador, pasaba por allí y le tocó. Mientras Fraga a la suya, sin querer aceptar que su partido era de derechas pero que él era de otro tiempo. Por un lado camelaba pero por el otro asustaba. Estaba todo muy reciente. La derechona española estaba confusa: Alianza Popular podía llegar a cuajar pero con Fraga se cortaba.  Pero cualquiera se lo decía, tenía que darse cuenta él mismo.
Cuando Felipe González gana las elecciones y empieza a desilusionar a unos millones de ciudadanos, también Fraga comienza desilusionarse y unos años más tarde, 1989, se rinde y antes de marcharse pa Galicia, decide darse una última oportunidad y crea el PP.  Y se escora hacia el centro. Pero no cuela. Fraga se pregunta, ¿qué he hecho mal?, y las respuestas le abruman.
No quiero dejar estos momentos sin mencionar a Hernández Mancha, el Zapatero del PP por entonces, que ni pa mi ni pa ti, pues para Hernández Mancha, así como lo pusieron lo quitaron, y de Jorge Verstrynge, un aventurero de las ideologías que ha viajado por todas ella, pasando cierto tiempo en cada una de ellas, tomando notas siempre, como Tamames.  Ahora lo mismo sirve para un roto que para un descosido, pero si yo fuera joven y buscase a alguien a quien seguir o con quien formarme, huiría de él como del diablo. Puede producir daños irreparables. Hasta en el Viejo Topo escribe, el tío.
Ninguno de los dos estuvo a la altura, cuando el PSOE estaba dando señales de donde estaba el meollo del asunto en cada decisión que tomaba.
Bueno, pues  tenemos al PP tomando los primeros biberones y Fraga ya más en Santiago que en Madrid. Se oye un respiro de alivio. Y además llega Él.  Y con ÉL, la solución. Una cosa es lo que parecemos y otra lo que somos. Hay que viajar al centro. Fue decirlo y al PP le salieron los primeros granos de la pubertad y como si fuera un aspirador, en un santiamén se succionó todo lo que había a su derecha y alguna cosilla pegada a su izquierda. ¡Era eso! Claro, con la democracia en marcha había que ser sutiles y finos estrategas. A duras penas aguantaron las derechas nacionalistas históricas, no acababan de verlo claro. Ahora sí.
Más de un ingenuo pregunto,
-Pero si vamos al centro y a nuestra derecha no queda nada. Eso, ¿cómo se entiende?
Lo miraron despectivamente y con suficiencia. Habían encontrado el refugio perfecto y eso era difícil de explicar después de la travesía que habían sufrido. Con el nuevo Moisés todo estaba más claro. Nadie le entendía, igual que a Moisés.
No esperemos más, Él, Moisés, es José María Aznar. El hombre sin sustancia. Con discursos del cariz de,
-España necesita un cambio y para cambiarla necesitamos que los socialistas se vayan. Cuando se hayan ido nosotros haremos el cambio que España necesita. Con este cambio España ya no será la misma, será una España cambiada de la que los socialistas se habrán ido. La cambiaremos y ya no será la misma…etc., etc. Váyase Sr. González”. Puede estar así el tiempo que quiera, el que le pida el cuerpo. Sin dar una idea. Es un don que tiene.
La guinda del pastel que se estaba cocinando la puso el PSOE con la chapuza del GAL y la decepción generalizada que su viaje al centro supuso para muchos españoles, a más de las corruptelas que entonces comenzaban, cosas de niños para lo que ha pasado después.
Con el pastel y su guinda José María Aznar le arrebata el centro al PSOE y se planta en Moncloa. Si con Suarez el poder era chicle, con Aznar se convierte en puritito cemento. Después de los años socialistas volver a tocar teta fue un delirio. Habían hecho la travesía y había costado encontrar un Mesías,  pero al fin estaban en casa. Casi como antes.
Los franquistas podían descansar. La paz había vuelto.
A partir de ese momento, dentro del PP, el cáncer de las viejas ideas no ha dejado de crecer. Al principio tímidamente, pero poco a poco han ido tomando posición y ahora mismo con el decidido, explicito y determinado Mariano Rajoy al mando se muestran en la cima. Cada vez con más descaro y desvergüenza. El enfrentarse a la crisis, restringiendo el bienestar de la clase media, la vergonzosa y permisiva política fiscal, el descaro con el que excusan las corrupciones, las amenazas fascistas a las autonomías históricas, el acoso al poder judicial, las nuevas leyes de seguridad ciudadana, la embestida a la educación y la sanidad no son medidas de un partido conservador, son ataques de un partido al que los ciudadanos y su libertades y derechos les importan tres pepinos. Gobiernan para una oligarquía.

¿Por qué ha pasado esto? ¿Por qué el PP es un partido conservador que no gobierna de forma conservadora el país como hacen en Francia  o en Alemania los partidos conservadores? ¿Por qué el PP gobierna para proteger los interese de esa oligarquía?
Muy Fácil. Por dos razones:
-1) Porque la dictadura de Franco se murió y no se mató, lo que trae como consecuencia que ante una muerte haya herederos, mientras que ante un asesinato hay huidas.
Esto ya pasó y no se puede enmendar.
-2) Porque no hay un partido de extrema derecha. Tenemos dentro del PP a todos los franquistas y sus descendientes. Porque si no están ahí, ¿Dónde están?, ¿En el PSOE? ¿En IU? ¿De crucero?
Esto le está haciendo mucho daño al PP.
Esto está pasando ahora mismo y sí se puede enmendar.
Reclamo para España un partido de extrema derecha. Y no soy yo solo, hay determinados medios de comunicación que lo están pidiendo un día sí y otro también. Para estos medios el PP aún se queda corto. En estos medios medran los de la Fe, los del palo y tente tieso. Descontentos desde que Franco murió, son almas en pena.
En el PP hay políticos con suficientes ovarios como para llevar a cabo esa misión. Contribuiría a purificar al PP, se llevaría toda la morralla franquista,  y le haría un gran favor a las jóvenes generaciones que no tienen muy claro porque los homosexuales son enfermos, porque no se puede abortar en determinadas situaciones, porque no hay becas para todos los que lo merecen y porque un segurata te puede detener si vas gritando por la calle, protestando, pues te acaban de despedir sin indemnización, por ejemplo.
Tengo esperanza. De que la extrema derecha de la cara, no se avergüence, deje de esconderse dentro del PP y salga a la luz. Se desgaje de su nave nodriza y comience a caminar firme y orgullosamente para hacer guardia sobre los luceros, impasible el ademán. Tengo esperanza.
Y así el PP deje de avergonzar al país por el mundo entero de la manera que lo está haciendo.
Tengo esperanza.
Y como vale más una imagen que mil textos, y por gentileza de mis paisanos indignados de Zamora, razones tienen, que me lo han hecho llegar via twiter, pongo aquí este estupendo recordatorio.




No hay comentarios:

Publicar un comentario