sábado, 14 de diciembre de 2013

La Casa Real: Casa Peseta o Casa Euro.



Vaya por delante, antes de empezar a perorar, que soy republicano y no me gusta lo de juancarlista, pero que sin embargo pienso que haber tenido todos estos años un rey nos ha venido muy bien. No porque el pastor sea mejor o peor, sino porque somos un rebaño de muy mal llevar y peor convivir. No respetamos nada. Yo mismo, sin ir más lejos. Perdiéndole totalmente el respeto y sin tener en cuenta su opinión, quisiera que el PP fuese un partido de derechas. Y a ellos seguro que también les gustaría que el PSOE fuese de derechas, ¿Ah, que ya lo es?, bueno, pues que los catalanes no supieran catalán, por ejemplo, eso les chiflaría. O que hubiera un estatuto del pobre. En fin que somos malos, malos. Y necesitamos algo, no sé, una figura emblemática en la que poder depositar nuestra incapacidad para vivir en paz sin necesidad de tutelas. Somos así, debe ser culpa de España. El lugar debe estar maldito. Igual ahora con el trasvase que se va a producir, toda Europa pa España, a disfrutar de nuestro sol y todos los españoles a Europa, a limpiar calles y servir mesas, podemos comprobar si es culpa de los que actualmente habitamos el país o del país mismo en sí. Veremos.
La cosa es que necesitamos de Jefe de Estado a alguien que casi no esté, pero que el casi sea que esté cuando  tiene que estar. Y ahora mismo debería estar, no más, que ya está bastante sino de otra manera.

El pueblo necesita saber si la Casa Real es Casa Peseta o Casa Euro. Me explico. Si la peseta representa la España pasada, de Franco bajo palio, españoles desparramados por el mundo en busca de trabajo, de sólo paella y boina, con los que nos quedamos aquí viajando a Francia para respirar un poco de aire fresco y ver películas eróticas, también, y el euro representa el futuro, una sociedad justa para todos, libertades sociales e igualdad de oportunidades, ahora mismo, aunque tengamos euros en el bolsillo, pocos muchos, muchísimos unos pocos y ninguno algunos y subiendo, esta España es más de peseta que de euros.


Por lo que en estos momentos de desazón, desesperanza, agobio y estrechez, que se ha dado en llamar crisis, cuando para algunos es una ruina, La  Casa Real debería estar desempeñando un papel más activo del que está desempeñando. Porque un cosa es ser políticamente correcto y como Jefatura del Estado mantenerse al margen, en condiciones normales de convivencia y mayor o menor prosperidad, y otra muy distinta, es seguir con esa actitud honorífica de distanciamiento cuando está cayendo la que está cayendo y además los que gobiernan el barco siguen los derroteros que siguen.
¿O es que a La  Casa Real le parece bien?, muchos españoles no lo tienen claro. Yo espero y deseo que no.
¿O es que no está en condiciones de maniobrar dados sus propios problemas? Eso puede ser.
Aunque esta última razón no es suficiente para que La  Casa Real permanezca pasiva. Eso de ser rey es un trabajo muy especial, no se puede pedir permiso sin sueldo ni con sueldo, ni se tiene asuntos propios, se siente.
Si es esto lo que frena a la Casa Real, está muy claro lo que tiene que hacer para que deje de estar frenada: Hacer gestos definidos y definitivos de que acepta las leyes que hay para todos y después llamar a Mariano y cantarle la gallina.
Pero antes habría que tener en cuenta una cosa: El estado actual de La  Casa Real, ¿ha sido fortuito o provocado?  Pues que el rey esté preocupado por sus indiscreciones, además de su salud, y por la zapatiesta que tiene apartada en Ginebra, no cabe la menor duda que menoscaba su capacidad  de actuación, lo tiene como maniatado. Lo que no favorece mucho al pueblo, y el ciudadano tiene la sensación de que está más de un lado que del otro, cuando su lado, indefectiblemente y para bien de todos, debería ser junto a los ciudadanos de su país.
La Casa Real no debe seguir con esta ambigüedad y menos cuando quien gobierna ha incumplido casi todo lo que prometió. Sólo esta razón ya es suficiente para llamarlo al orden, pero si además le añadimos el espectáculo que se está dando con las corruptelas e incapacidades y de regalo la posibilidad de que este valido deje una España más pequenya que la que recibió, La Casa Real está tardando.

No hay que preocuparse excesivamente por los asuntos de la prensa rosa que tienen a La Casa Real un día sí y otro también en las portadas, los ciudadanos cotilleamos sobre todo, nos aburrimos, pero es anecdótico. Pero sí por los asuntos legales que la rodean y ahí si esperamos, y me atrevo a decir que exigimos que se cumpla aquello de que “La Justicia es igual parar todos” y esperamos un gesto de apoyo práctico, no de palabra, que nos permita pensar que puede haber algo más que apariencia.

¿Se acuerdan de Guzmán el Bueno? No era Borbón, pero le echo un par de huevos al asunto y puso su deber de rey por delante de su querer de padre.
No sé si la Infanta Cristina es culpable o no, lo desconozco, aunque sospecho que sí, pero su esposo, a tenor de lo que va saliendo en la prensa, lo es y mucho. Debe volver, pedir perdón y entrar en prisión. La cagó y tiene que pagar.
Con ese doloroso deber cumplido La Casa Real convertirá a este país en un país nuevo, estoy seguro,  y hasta es posible que esa clase política golfa e incapaz que padecemos tome nota y tengamos que decir: ¡Basta de dimisiones, hay tres o cuatro todos  los días , que hartazgo!


 Después de haber barrido, lo mejor es hacer entrega de la casa limpia al sucesor. Intercambio de  Palacio. El Príncipe ya está crecido y  creo que está preparado para pastorearnos  y, me lo dice el instinto, que tiene una futura reina con más capacidades de las que ha mostrado hasta ahora, hubo una época en que la tenía todos los días delante de mí, largando y largando, y pude observarla con detenimiento. Y una cosa digo desde mi humilde rincón de villano, con v de villa y no b de bribón, que el príncipe una vez coronado debería hacer un corto y pego en otro sitio con todo aquel familiar que no fuera o fuese su esposa y sus hijas. Lo digo más que nada porque de aquí a nada, sus sobrinos tendrán edad para atropellar personas en los pasos de cebra o meterse cosas por las narices, que no digo yo que vayan a hacer eso, pero otra cosa harán, sólo hay que echarle un vistazo a las casas reales  europeas. ¿Qué serán modélicos?, mucho mejor. Pero si no lo son y andan de boca en boca, que el ciudadano no le mire a él si no a sus padres o tutores. Hoy, precisamente su hermana Elena cumple cincuenta años. Edad más que suficiente para que se vaya de la tutela del padre y no vale la excusa de que hoy en día se van mayores, porque ella al paso que va, se va vieja. Eso, lo de cortar y pegar, el rey lo hizo muy bien. No creo que el porcentaje de españoles que sepan como se llaman sus hermanas suba del treinta por cien, más o menos.
Y ya Felipe, joven y fuerte, que llame a Mariano y le pase un correctivo, que se lo merece de largo.
Esta es mi humilde opinión.

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